Imagina que eres un diseñador gráfico y te contratan para realizar una propaganda sobre la Guerra Fría, pero contando con la tecnología de hoy en día. ¿Qué harías?
Desde finales del siglo XIX y principios del XX, la propaganda jugará un papel esencial en la movilización ideológica de las democracias occidentales, convirtiendo la comunicación en un espacio de confrontación políticas en tiempos de paz y guerra. La propaganda será, de hecho fundamental en los acontecimientos de la primera y la segunda guerra mundial. Los periódicos y nuevos canales de información se convirtieron de este modo en instrumentos de manipulación al servicio de la propaganda interna y exterior. En esta etapa de entreguerras, se establecen precisamente las bases de la denominada propaganda mecanicista, organizada según Jean Marie Domenach en torno a principios elementales de simplicidad, síntesis, repetición, secuenciación y desgaste entre otros.

En la llamada propaganda de hechos, la información cumple una función esencial para buscar acuerdos, credibilidad y adhesión político-ideológica en los grupos destinatarios. La propaganda de hechos sirve por ejemplo, para atraer al público hacia determinadas situaciones o para distraerlo, mediante cortinas de humo, de otros temas o asuntos vitales para el emisor, y su eficacia está fuera de toda duda, pues cada día más las estrategias persuasivas trabajan con información más que con técnicas de desinformación, informan y educan a la audiencia más que inocularla ideológicamente, logrando así una más eficaz adhesión a largo plazo, que plantea numerosas interrogantes sobre la transparencia de las sociedades democráticas.
Compartimos con ustedes un aporte de –María Paula Sityar- para abordar el este proceso de Guerra Fría a partir de la utilización de la propaganda desde ambos mundos. SI TE GUSTÓ, COMPARTÍ 😉
Link del trabajo: https://drive.google.com/open?id=1dW0mlZzgRkjhCKOWjn6kw9icYB4w3e4N
Link de bibliografía de interés: http://www.scielo.org.mx/pdf/treh/n60/n60a13.pdf