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NOTA BIOGRÁFICA – Belgrano Colectivo.

Cuando nos encontramos frente a una biografía, usualmente pensamos que está destinada a guarnecernos de las particularidades de la vida de un personaje. Sin embargo, si miramos con otros ojos, las biografías pueden contarnos más sobre las relaciones y vínculos diversos que se tejen en una sociedad determinada. En el caso de Manuel Belgrano, el análisis sobre el amplio espectro de actividades que desarrolló nos puede llevar a conocer más sobre aquella sociedad en la que intervino. En un doble juego, posar la mirada sobre la vida de Belgrano, ese hombre tan reconocido por todos nosotros cada 20 de junio, puede significar observar también a muchísimos hombres y mujeres con los que intercambió, dialogó y se vinculó social y políticamente en sus 50 años de vida.

Nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, en lo que en aquel momento era territorio perteneciente al Virreinato del Perú, Belgrano perteneció a una de las grandes familias de comerciantes que en los años finales del siglo XVIII tejería estrechas relaciones con espacios institucionales de gobierno como el Cabildo. Su padre, Domingo Belgrano Pérez, de origen genovés, fue regidor y síndico procurador del mismo en 1781. Su posición económica permitió a Manuel realizar estudios tanto en Buenos Aires (en el Real Colegio de San Carlos) como en España (en la Universidad de Salamanca, de Valladolid y en Madrid). Allí conoció la obra de ilustrados como el Conde de Campomanes y como el inglés Adam Smith.

Leer lo llevó a escribir, cuestión que ejercitó como traductor y desde su cargo como secretario del Consulado de Comercio, organismo creado en 1794 en Buenos Aires que reunía a los grandes comerciantes de la ciudad y actuaba como canal de sus demandas, intereses y proyectos. Desde allí, Belgrano abogó por reformas a favor de la agricultura, el comercio, la navegación, la introducción a las nuevas industrias, el mejoramiento y la creación de caminos. Su pasión por la difusión de nuevas ideas también pudo volcarse en un emprendimiento novedoso: la creación de uno de los primeros periódicos rioplatenses, el Telégrafo Mercantil en cuyos 110 números bregó por el comercio libre. Más tarde, también sería parte inicial del Correo de Comercio, donde colaboró con Hipólito Vieytes, máxima autoridad policial del Segundo Triunvirato y partidario del morenismo, el ala más radical de la revolución de mayo.  

La defensa de la ciudad de Buenos Aires en 1806 ante los ingleses lo encontró en un aprieto: mientras la mayoría del Consulado de Comercio se postulaba como defensor de los intereses británicos, Belgrano estaba negado a juramentar su dominación. En ocasión de la segunda invasión, en 1807, Belgrano logró participar, retornando de su breve exilio en la Banda Oriental, como sargento del Regimiento de Patricios. En aquella ocasión las milicias urbanas, que las había hasta de esclavos y mujeres, jugaron un papel fundamental. El aspecto militar de la vida de Belgrano se desenvolvió con fuerza en el marco de la década revolucionaria en el Río de la Plata. Como secretario de la Primera Junta, el órgano de gobierno que reemplazó al virrey Cisneros el 25 de mayo de 1810, fue encomendado para llevar adelante una expedición a Paraguay. A su regreso a Buenos Aires, fue nombrado general en jefe del Ejército del Norte. Al mando de dicho ejército fue protagonista de grandes victorias como en la batallas de Tucumán y agrias derrotas como en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma en 1813, demostrando que las dinámicas y vaivenes de la guerra son todo menos solemnes. 

El norte de lo que hoy es Argentina constituyó el escenario de algunos de los más destacados momentos de la vida de Belgrano. Más precisamente en Jujuy fue en donde izó e hizo bendecir la bandera que había creado. Los avatares bélicos lo llevaron a comandar un escuadrón de 120 mujeres que peleó en la batalla de Tucumán. Allí nombró capitana del Ejército del Norte a la afroamericana María Remedios del Valle. En aquellos parajes también conoció a Dolores Helguero, madre de su hija Mónica Manuela Belgrano, nacida en 1818. Sus años finales como militar se desarrollaron como comandante del Ejército Auxiliar de Perú, del cual se hizo cargo en el pueblo tucumano de Las Trancas en agosto de 1816. Hasta 1819 cumplió este rol, que lo llevó a una colaboración estrecha con José de San Martín.

El último año de su vida transcurrió entre nombramientos militares aislados, la enfermedad y la pobreza. Un préstamo de 400 pesos le permitió llegar a Buenos Aires, donde murió el 20 de junio, sin recursos y como testigo de la crisis de gobierno en Buenos Aires que parió su organización como provincia autónoma. Como hombre de época, Belgrano hizo de todo un poco y destacó en múltiples aspectos de su vida. Ese “quehacer total” lo llevó a intercambiar y dialogar con variados personajes del momento y con diferentes sectores de la sociedad. Su biografía no puede ser más que colectiva en tanto nos acerca a los hombres y mujeres que fueron protagonistas de inmensas transformaciones sociales, económicas y políticas que se desarrollaron de forma dinámica, compleja y con marchas y contramarchas.

Mag. Agustina Vacaroni

Textos de referencia:

Belgrano, Manuel. Autobiografía, Edición comentada por Alejandro Morea. Buenos Aires, Ministerio de Cultura de la nación, Argentina, 2020.

Diccionario Biográfico Electrónico de la Real Academia de la Historia, Biografía de Manuel Belgrano González. (on line) http://dbe.rah.es/biografias/12955/manuel-belgrano-gonzalez

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